La participación de Lía Salvo en el equipo de La Dolfina, en el Abierto del Jockey Club, actuó como disparador de la memoria.
Sin embargo, ella, no fue la primera mujer en ganar un torneo oficial de la Asociación Argentina de Polo. Ese lugar le corresponde a una francesa muy particular.
Ella será la primera en participar en un torneo de tan alto handicap. Privilegio que hasta aquí le pertenecía a Marianela Castagnola, quien inscribió su nombre como ganadora de la Copa República Argentina jugando junto a su primo, el «Lolo» y Adolfo Cambiaso.
Años antes de Castagnola, apareció por la Argentina, Frederique D´Arragon. Tan excéntrica, como cautivante. Jugó varios torneos y su mayor logro fue junto a Horacito Heguy y el «flaco», Santiago Gaztambide, con quienes ganó la Copa Estímulo.
En su Francia natal también dejó su sello, organizando grandes fiestas en el Club de Polo de París, fundado a finales del siglo 19, y conocido como uno de los más prestigiosos círculos del oeste parisino, ubicado en el «Bois de Boulogne» (10 minutos del centro).
Regresando, a Frederique; el nombre de su equipo: Unicorn, se transformó en una Fundación, y desde ella recauda fondos para sus obras de caridad en el Himalaya y su zona de influencia. De hecho, no sólo retrató la zona, sino que se volvió una especialista en el Himalaya y en las zonas rurales de la región autónoma de Tíbet y Sichuan en China. Es autora de un libro, un documental y profesora del Instituto de Arquitectura de la Universidad de las Nacionalidades Southwest en Jiaotong (República Popular China).
El Club de Polo de París, es tan particular como la propia D´Arragon. Además de ser el único y mas antiguo club de polo en la capital francesa, se lo conoce como el «club de Bagatelle». El parque y el castillo fueron construidos en sólo sesenta y cuatro días. Según cuenta la historia, el nombre fue puesto como resultado de una apuesta entre María Antonieta y el Conde de Artois, que recibió el terreno en 1775 de su hermano el rey Luis XVI. A quién le preguntara por el costo del lugar, el conde le respondía: «un bagatelle» (poca cosa). De hecho lo había ganado en un juego.
La actualidad de Frederique D´Arragon no se detiene allí. Así como el Tíbet la cautivo; ella se ganó el corazón de uno de los hombres más mediáticos del planeta, Ted Tunner. Sí, su compañero es nada menos que el dueño de la CNN.