Bob Jornayvaz, estadounidense, decidió jugar torneos grandes en Buenos Aires y ya ganó los dos que protagonizó; apunta a elevar su nivel, pero también a los negocios: «Su país está camino a grandes cosas», avizora.
El señor alto que lleva el número 1 y acaba de salir campeón en San Isidro es el polista de nivel más bajo del equipo. Pero un hombre se acerca y le pide una foto. Bob Jornayvaz accede. Como accede cuando tres chicos lo rodean para que les autografíe varias bochas. Uno de los niños, claramente argentino, le pregunta en inglés dónde están los otros jugadores: quiere más firmas con su marcador grueso. A los 58 años, el delantero de La Dolfina-Valiente está haciendo, y viviendo, lo que nunca en su vida.
No sólo porque da autógrafos, él, un polista de bajo handicap que no es conocido ni para el público de este deporte. También porque nunca, pese a que visita el país desde hace diez años, había apostado tan fuerte a la Argentina. Deportiva y comercialmente: Jornayvaz es un poderoso empresario.
En lo polístico, el texano de nacimiento (oriundo de San Antonio) y hombre de Denver por adopción es uno de los patrones más importantes del mundo, toda vez que tiene contratado a Adolfo Cambiaso para lo que no es Triple Corona argentina ni alguna que otra competencia más. Ni bien retomó el deporte tras una pausa de unos 25 años, se conectó con Buenos Aires hace una década mediante los Novillo Astrada, pero no fue hasta este año cuando decidió jugar en las grandes ligas. Hasta ahora participaba en torneos para patrones; eligió dar un paso más y saltar a los abiertos. Tras conquistar el de San Jorge la semana anterior, ahora se alzó con el de Jockey Club, uno de los seis más importantes de la temporada alta, gracias al amplio triunfo de La Dolfina-Valiente sobre Tortugas por 12 a 8 en la cancha 1, en una final mucho más desequilibrada que lo que sugiere el tanteador.
«La cancha es impresionante, una de las dos o tres mejores de Argentina. El público fue grandioso… ¡Qué día maravilloso! No puedo decir suficientemente ?gracias’ a Argentina y su gente. Fue un viaje formidable». Jornayvaz habla calmo, con voz lenta y baja, pero por dentro hay éxtasis. Jugar junto a Cambiaso, Pablo Mac Donough y Juan Martín Nero es algo así como compartir equipo con Lionel Messi, Neymar y Luis Suárez. El amateur toca poco la pelota, pero goza estar sobre el césped con los monstruos.
«Hay que hacer todo tanto más rápido… No hay tiempo para mirar, y cuando uno juega con estos tres tipos quiere mirar… Pero uno no puede quedarse. Ellos constantemente le dicen ?¡más rápido!’, ?¡tomá al hombre!’, ?¡hacé esto!’, ?¡hacé lo otro!’. Los tres, y Pelón [Stirling] también, son grandes entrenadores. Permanentemente están dándole instrucciones a uno, enseñándole, ayudándolo. ¡Es impresionante lo que hacen!», cuenta quien se unió a Cambiaso en 2012. «Desde que juego con Adolfo gané un montón de torneos», valora a su empleado.
Y su empleado valora al patrón. «No durmió anoche, obviamente. Jugar con Pablo y Juanma una final de Jockey… Él sabe lo que implica. Y quería estar por lo menos a la altura. Estuvo bastante bien, participó mucho, hizo lindas jugadas… Contento por él. Muy contento», comenta Cambiaso, su socio no sólo en la cancha: juntos tienen cría de caballos de polo en la Argentina.
El anhelo deportivo de Bob en Buenos Aires es que otros patrones actúen en este nivel, algo que Cambiaso cree factible. «Me gustaría que tuvieran la misma oportunidad, porque éste es un tipo diferente de polo. Hay muy pocos fouls, el juego es muy limpio y rápido, abierto. Es el polo más rápido que jugué en mi vida. Es difícil describir cuán divertido es», explica Jornayvaz. Y en eso, mientras cuenta que no sabe qué hará en el resto de la temporada, se mete por sí mismo en otro tema que le gusta. «No decidimos todavía qué otros torneos jugaremos. Estaré yendo y viniendo de viaje… ¿Sabés? El clima de negocios es tan bueno ahora en Argentina… Su nuevo gobierno es maravilloso. Es muy seductor para las personas de negocios, como yo. Lo cual hace muy placentero estar acá, no sólo por el polo sino también por los buenos negocios. Hay muchas razones para venir», sorprende.
Deportista amateur, en lo empresarial Jornayvaz es un peso pesado. Su fuerte es la minería, aunque se involucra también en el gas y en el mercado inmobiliario. «Pienso que su país está camino a grandes cosas. No sólo el polo es increíble: la comunidad de negocios es increíble también. Deberían estar muy orgullosos de su país en este momento», enfatiza, casi más orgulloso él que los propios argentinos. Cambiaso tiene algo por agregar al respecto: «Gracias a algunos contactos que yo le he dado, tuvo un par de reuniones con personas importantes en Argentina. Todo inversor que venga al país e invierta, mejor. Cuanto más crezca nuestro país, mejor. Hoy los tipos de negocios ven a Argentina como una opción grande».
Está por verse cómo le irá a Jornayvaz en los negocios en la Argentina. Por lo pronto, en el polo ya disfruta amplias utilidades.