Asado, tango y caballos: los «polo day» son el nuevo furor de los turistas que visitan el país

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Por menos de 200 dólares, disfrutan de una pasión que consideran «argentina». Lo hacen unos 10 mil por año.

Un hombre de París y una mujer de Texas se casan en Argentina y los invitados van a jugar al polo. Un matrimonio inglés viene de los campos nevados deLancaster para que él, a sus 77, se suba por primera vez a un caballo y juegue al polo. Un londinense de 30 viaja con su novia uruguaya para jugar al polo. Todos muy distintos, compartiendo un asado en una estancia de Capilla del Señor, Pilar, con verdaderos polistas argentinos.

Como el piloto de jets privados al que no le preguntan por el tango o por Messi y le piden consejos para agarrar el mallet (taco). O como el chico rubio, que trajo sus propios caballos al club y vieron hacer goles en un chukker (como se les dice a los 4 tiempos de un partido). En rigor, todos en esa mesa son jugadores de polo. Los turistas, sólo por un día.

Mientras que en Europa o Estados Unidos sigue siendo el «deporte de los reyes» y acá parece reservado para una elite , Argentina ofrece diversas opciones para los turistas que quieren sentir lo que es pegarle a la bocha a 60 kilómetros por hora y sobre cuatro patas. En la cuna de Adolfo Cambiasso y los hermanos Pieres, lo pueden hacer todo el año y a menos de 200 dólares por persona el día.

«Antes sólo venían al Abierto de Polo, esas 3 semanas de noviembre»

«Antes sólo venían al Abierto de Polo, esas 3 semanas de noviembre. Veían y no entendían mucho lo que pasaba en el campo. Pero Rubén (Jabib) que es muy buen jinete y tenía un restaurante en Las Cañitas, muy cerca del Campo Argentino de Polo, se dio cuenta de que no había oferta para los turistas que querían probar la experiencia de jugarlo», dice a Clarín Celia Alfie, esposa de Jabib, el creador del Argentina Polo Day, que luego tomaron como concepto otras estancias.

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Turistas disfrutan de un dia de polo en La Carona PoloClub en Capilla del Señor, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

La Carona Polo Club, en el km 11,2 de Capilla del Señor, recibe unos 10 mil turistas por año. En la Argentina sólo hay 3 mil jugadores registrados profesionalmente. «Eso entre los polo days y las polo nigths, que se juegan de noche en una cancha iluminada. Tenemos picos de hasta 300 turistas por día entre septiembre y marzo», explica Celia. Con el traslado ida y vuelta desde hotel, el asado, las copas -que se llenan constantemente de malbec-, las clases y el partido de polo, el valor por «jugador» es de 182 dólares.

«Mis amigos no podían creer que estaban jugando al polo. Algo muy aristocrático se volvía relajado y divertido. Y hasta veías la destreza de quien de repente taqueaba (pegar con el taco a la bocha) y metía un gol», dice a Clarín Laetitia Rolley (38), la texana que la semana pasada se casó con el francés Antonie y volvió para un nuevo día de Polo.

El polo es uno de los deportes de equipo más antiguos. Los primeros registros son del año 600 a.c. en Persia. Llegó a Gran Bretaña a través de la India. Pero Argentina, por campo, clima y cultura «de a caballo», tiene los mejores jugadores de polo del mundo, las mejores canchas y, ahora, las mejores propuestas para los turistas.

«Vengo de Londres y al final juego al polo en Buenos Aires. Es fascinante cómo el caballo responde y es muy difícil no romper las reglas. Ahora entiendo con el cuerpo que es un deporte muy peligroso si no respetás al otro», cuenta Daniel Thompson (30), mientras le pega con el taco a la bocha para pasársela a Evelyn Novick (33).

«La idea es que no se frustren. Que aprendan, se diviertan y vuelvan a sus países sabiendo que, de verdad, jugaron al polo. No hay nada ‘armado’. Es real, en un club donde hay 50 socios polistas anotados», explica Sebastián Correa, el host (anfitrión) que, además de ser el profesor de polo, al ser veterinario de caballos, responde con conocimiento dos preguntas clásicas: «razas y clones de caballos ganadores».

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Turistas disfrutan de un dia de polo en La Carona PoloClub en Capilla del Señor, Provincia de Buenos Aires, Argentina. FOTO PEDRO LAZARO FERNANDEZ

«Vi partidos muchas veces en Inglaterra. Pero venir a Argentina y no ver polo…Es increíble verlo a él sobre un caballo y animándose a jugar», dice Elizabeth sobre Ian Paterson (77). Jubilados en Lancaster, están por cumplir un mes de vacaciones en nuestras tierras.

Otra propuesta es la de Puesto Viejo, en Cañuelas. Ahí está Vladimir Kauffmann. «Argentina es el paraíso del polo, lo podés jugar todos los días. Me quedaría para siempre», dice a Clarín, sin abandonar el taco. «El paquete de polo por el día es de 170 dólares e incluye: recepción, clase, asado, partido, merienda, bebidas sin alcohol y transfer (mínimo dos personas)», detalla Susi Labaronnie. Y también están las «Polo holidays», a 375 dólares por día, para turistas con experiencia, que incluye clase por la mañana y 4 chukkers por la tarde. Pensión completa y bebidas sin alcohol libres. «En la temporada pasada tuvimos 200 huéspedes sólo por polo day»cuenta.

«En todo el país está creciendo la oferta de polo para turistas. Que jugaron alguna vez o no. Es que lo podés jugar en julio en San luis, en invierno, o ahora en Tucumán. Todo el año. También vienen jugadores amateurs que terminan siendo inversores de equipos de polo o de cualquier otro mercado. Además, por el cuero, tenemos la mejor indumentaria de polo del mundo», dice sobre Emiliano Néspola, fundador de The Polo Week, que busca atraer turistas para que recorran el país en torno de lugares donde practicar polo. Puede que durante el Abierto de Polo se vendan 14.000 asientos para verlo de manera profesional. Pero el polo en Argentina ahora es todo el año. Día por día.

 

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