En Ciudad del Cabo conviven diferentes ambientes, montañas y valles se unen en rutas que hacen que los paisajes sean increíbles e interminables.
En el valle de Constantia, las vides se ven desde la ruta y se percibe la calidad y mano de obra porque luce como una cortina precisa.
Allí, las variedades de vinos tintos y blancos se combinan para dar un salto de calidad y valor agregado a la producción local.
La bodega Steenberg, que cuenta con viñedos de hace más de 30 años en la región, se ha transformado en pionera para el desarrollo vitivinícola en la región. Con 150 hectáreas bajo producción aquí, las principales variedades son Sauvignon, Semillon y Nebbiolo.
Con tecnología aplicada, y bajo el sistema de irrigación automática, se aseguran la producción anual y ya exportan door-to-door a Europa.
Sin duda que, el potencial de la industria vitivinícola en este país es importante, pero también deberá afrontar el desafío de seguir incorporando tecnología y abarcar un negocio que se va convirtiendo cada vez más Premium con un producto final muy sofisticado. El desafío lo tienen planteado y la integración con el mundo es inminente.