Exportación equina: rienda suelta a la calidad y el prestigio nacional

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La tradición criolla y el sello de calidad innato de la pampa argentina hacen que los caballos para polo y salto sean sinónimos de garantía en los mercados internacionales; desde el Ministerio de Agroindustria y el Senasa trabajan en herramientas para simplificar los trámites.

Son varios los sectores exportadores de la Argentina reconocidos mundialmente, como la carne, los cereales y todo lo relacionado con la producción de alimentos. Pero hay algo más que la Pampa viene exportando con gran prestigio, pero en menor volumen: caballos.

La tradición gaucha del país, su clima y el bajo costo de los caballos, que ya habían sido reconocidos mundialmente por el Polo al comienzo de la actividad exportadora, en la década del 70, comenzaron a gestar la venta equina al exterior.

Aunque son pocos quienes se atreven a exportar dadas las dificultades que aún hoy persisten para el traslado de los animales desde el país a diferentes puntos del globo, quienes lo hacen destacan el esfuerzo y el ingenio para lograr la exportación, desde el cuidado de los animales hasta los desafíos burocráticos y normas de sanidad de cada país.

Uno de ellos es John Mac Donough, argentino descendiente de irlandeses cuya empresa, Unicorn SA, se dedica a esta actividad desde 1975, aunque se vinculó a la exportación de caballos unos años antes junto a su hermano veterinario -quien tenía de clientes a Héctor Barrantes y Eduardo Moore, dos grandes emprendedores vinculados al polo de la época-. «El polo en ese entonces era principalmente un hobby y recién se empezaba de manera seria y con mucho esfuerzo a tratar de exportar caballos. Eran justamente Barrantes y Moore, entre otros, los que se llevaban al exterior caballos de polo ya vendidos y otros para exhibirlos, pues era la única manera para promover su venta y necesitaban a alguien que cuidara los caballos durante el viaje y prepararlos una vez que arribaban en el país de destino», cuenta.

«Así fue que, trabajando para Barrantes en 1973, viajé con caballos a Inglaterra en un avión CL44 turbohélice con 25 caballos de polo. Salimos desde el aeropuerto de Ezeiza, tuvimos la primera escala en el aeropuerto de Recife en Brasil y de ahí directo a Torino, Italia, donde dejamos algunos caballos; luego a Munich, Alemania, y el resto de los caballos bajaron en su destino final, Gadwick, Inglaterra. Me acuerdo que tardamos más de 38 horas de aeropuerto a aeropuerto sin poder bajar los caballos y para efectuar ese viaje tuvimos que armar los boxes de madera donde iban arriba del avión y subimos a los animales caminando por una gran rampa», añade.

Ese primer viaje y otro posterior por barco junto al polista Gonzalo Pieres sellaron el espíritu emprendedor de Mac Donough, que creó en 1975 la Agencia de Transporte de Caballos (hoy Unicorn SA), usando licencias de exportación alquiladas ya que en aquel momento demoraba al menos 10 meses el trámite para obtener el Registro de Importador/Exportador ante la Aduana argentina. Luego de obtener la licencia, cuenta Mac Donough, «la exportación requería de 6 intervenciones oficiales previas, tenía 38% de retenciones y había refrendación bancaria para el ingreso de las divisas de exportación. Todo ese proceso demoraba al menos 15 días hábiles».

Solo el año pasado la empresa exportó caballos propios y de terceros un valor FOB aproximado de US$8.400.000.

Enrique Santamarina es otro empresario que se animó a exportar. Este criador y exportador de caballos de salto, perteneciente a la Asociación Argentina de Fomento Equino, comenzó con su pasión por los caballos a los 13 años, cuando su padre le sugirió comprar algunas yeguas para criar sus propios caballos. «Así fue que en 1974 compré mis dos primeras yeguas y mis primeros dos potrillos nacieron en 1975. A partir de allí lo que empezó como un hobby se transformó en un haras de más de 100 yeguas madres, el Haras Henry Jota», cuenta.

Al poco tiempo de empezar, añade, exponía los caballos en la Sociedad Rural Argentina y fue allí donde concretó su primera venta al exterior, cuando unos turistas mexicanos se enamoraron de sus caballos y compraron siete. «A esos siete caballos yo mismo los llevé. En 1980 el flete era en aviones de carga, los caballos subían por una rampa y los pallets eran de madera», recuerda Santamarina.

«Desde ese entonces, no paré de exportar. Comencé a viajar para conseguir clientes y en un punto decidí conseguir representantes en cada país donde ya tenía presencia, ya que es mucho mejor que siempre haya un local que pueda estar con los clientes cara a cara», añade el exportador sobre su estrategia comercial. Hoy en día sus mercados van desde América del Sur hasta Canadá y exporta del 40% al 60% de sus caballos. «El fruto de haber salido a buscar mercados y clientes en el exterior me ha permitido conocer gente maravillosa de diferentes partes del mundo, que todos los años viene a la Argentina para nuestro remate anual», concluye.

Pero más allá de lo comercial, el proceso en sí mismo es un desafío. Por eso Patricio Digilio, director de Equinos del Ministerio de Agroindustria de la Nación, expresa que desde el año pasado existe la Mesa de Producción Equina, donde se abordan los temas de interés del sector con una mirada de mediano a largo plazo. «Uno de los pilares sobre el que se está trabajando es la simplificación y desburocratización de trámites, en lo particular con aquellos que tienen que ver con la importación y exportación de animales en pie, tanto definitivas como temporales de manera no solo de poder fomentar la comercialización de nuestros productos en los mercados externos sino, además, permitir una mayor fluidez en el tránsito de aquellos ejemplares que compiten en el exterior», dice.

En ese ámbito de trabajo el sector identifica también los mercados que son de su interés y en el caso de que no existan los acuerdos sanitarios respectivos que permitan el comercio entre países, se comienza a trabajar desde el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) para lograr esos acuerdos.

Al respecto, el titular del Senasa, Ricardo Negri, destaca que el organismo estatal lleva un registro de exportación. «En 2017 se exportó un total de 2234 equinos y en el primer trimestre del 2018 se exportaron un total de 851 equinos, un 20% más en comparación al año anterior. Cabe aclarar que la temporada de polo es de marzo a mayo, por lo que entre el 85 y el 90% de los equinos exportados son caballos de polo», señala.

Los principales destinos de exportación son Estados Unidos, países de Europa (principalmente el Reino Unido y Países Bajos) y Emiratos Árabes Unidos. En cuanto al semen equino o genética, el último registro de exportación de semen equino de polo fue en 2015, año en el que se exportaron 50 dosis a Uruguay y 60 dosis a Italia.

El Senasa, como autoridad veterinaria competente en la exportación de animales, es el organismo encargado de controlar que las condiciones sanitarias (cuarentena, pruebas diagnósticas, vacunaciones, entre otros) se apliquen y certificar su cumplimiento en tiempo y forma a través de la emisión y firma del Certificado Veterinario Internacional.

En el contexto del comercio internacional de mercancías de origen animal, la Argentina es país miembro de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), como así también es país signatario del Acuerdo de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (MSF) de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

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